Ha bastado con que la etrernidad suspire,
que encuentre, con los ojos, algo de pícara inocencia...
Ha caido magia desde el cosmos,
hasta los labios que se encuentran en el ruido...
-momentos que retornan-
asalto constante a los recuerdos
(acoso, si se quiere, de la realidad)
Ahí, arriba, las estrellas juegan con los mundos
y explotan, luces de colores que fulguran.
Magia que emana de los poros
y que vuelve a lo inconstante,
el extrañar...
dulce tormento
que, instintivamente, tiende a lo eterno...
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