27 mayo, 2009

Melancolia

Ha asomado su rostro desde lo claro del día… desde la soledad que resbala y que trepa. Desde todas partes, desde tu ausencia. Ha disparado su sublime existencia desde lo más recóndito del recuerdo, desde lo más puro de la esencia misma de lo que llamamos vivir. Ha disparado con la indiferencia que siempre tuvo y que siempre tendrá… Melancolía.

Extrañar, así, tan diferente y tan simple… tan como si nada más se pudiera parecer, tan así como si el silencio reemplazara tu silueta en mi cama… como si la nada pudiera reemplazar tu olor. Extrañarte, pensarte, tenerte en el recuerdo y no aquí, ahora, así siempre… esperar y terminar esperando porque uno solo puede quedarse mirando y sintiendo y esperando…

Hay pulso, sin embargo, silencios desencadenados entre lo mortal y lo imperecedero… latidos que esquivan ese viejo dolor, esa vieja soledad derrotada… no la que acompaña, sino la que atormenta, la que vencí, a la que deje atrás con la distimia, con mi vieja forma de ver la vida… Hoy hay optimismo, hay luz del sol, magia y paz que revive todas esas cosas que he visto en las fotos… fotos de esquinas redondeadas que no aplacan la ira de lo callado por tantos años… ver, mirar, sonreír… sentir que en tus fotografías puedo ver un poco más de tu alma, un poco más de lo que eres, de lo que siempre has sido… y quiero mostrarte las fotografías que el tiempo ha impreso en mi corazón, en mi forma de entender la vida… las fotografías que revelan mi pasado y mi presente… esas que me han acompañado aunque las creía enterradas…

Esto no tiene sentido… recuerdo haber vivido de recuerdos… de la más dulce de las melancolías; y hoy vivo así, del recuerdo constante de saber que vas a venir en algún momento… en el terrible dolor de extrañarte, pero con la sublime sensación de que venceré esos momentos, esas horas en que no estas… Es el dulce dolor de esperarte una vez más… es el dulce tormento de saber que vendrás y volverás a partir… un círculo que se dibujo sobre lo que vivimos…

¿Qué queda?... supongo que esperar… sospecho que un poco de lo eterno y lo fugaz; de lo que compartimos y queremos compartir… de lo vivido y lo que queda, pues, por vivir.

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